domingo, 15 de abril de 2012

El polvorín de los carlistas. Montaño


Montaño (Altitud: 319 m). Una modesta montaña cercana al mar y sin  embargo protagonista indiscutible del horizonte norte del pueblo; en términos montañeros se llamaría una “tachuela”. Es una montaña calcárea, aunque bastante deforestada de sus primitivas encinas. Seguramente su vegetación original sería el típico encinar cantábrico, propio de terrenos calizos, costeros y de exposición meridional; tal y como se contempla en el vecino monte de El Peñón o sin ir más lejos en los restos de encinar primitivo que encontramos en  las laderas de caminos y senderos. Tal y como decía Antonio de Trueba (Montellano, 1819-Bilbao,1889) en sus versos:

                        “A La Trinidad piden
                        las venateras
                        que callen las encinas
                        de Las Carreras

Montaño. Cara sur.

  Además este monte está lleno de sorpresas. Montaño está cruzado de antiguas trincheras . Durante los meses de febrero y marzo de 1874 se libró la Batalla de Somorrostro entre los ejércitos carlista y liberal. El ejército carlista sitiaba Bilbao, ocupado por el ejército liberal, y, éstos, intentaban romper el cerco, entre otros lugares, por el Montaño. Los carlistas ocupaban la cima del Montaño y tenían al ejército enemigo en Janeo y por ello se atrincheraron en la montaña esperando el más que previsible ataque desde el valle. Cavaron varias líneas de trincheras que aun hoy se conservan semiescondidas bajo la vegetación, un matorral mezcla de argomas, genistas, zarzaparrillas y encinas achaparradas. Las trincheras fueron posteriormente aprovechadas y aumentadas en la pasada guerra civil aunque en esa ocasión no fueron testigo de combates.

Las trincheras de la cara sur. Siguiendo las curvas de nivel.

Existe la leyenda oral de que los carlistas utilizaron una de las cuevas como polvorín. Como sabíamos que en la cara norte, cerca de las trincheras hay una cueva con aspecto de haber sido excavada, pensamos que podría haber algo de cierto. Al fin y al cabo, el Montaño carece de refugios naturales y habilitar un refugio de este tipo no les vendría mal. Además orientarlo en la cara opuesta, en la retaguardia, a los ataques, sería una buena idea para preservar algo tan delicado como los explosivos y municiones o simplemente para cobijarse. No es algo que esté comprobado, sólo es una leyenda que hemos utilizado para dar título a este artículo.

Hemos hecho una excursión a la cueva (o mejor habría que decir incursión), y hemos observado varias cosas que pasamos a detallar. Queríamos saber si la cavidad era natural o excavada y que dimensiones y forma tiene. Si la caverna es natural debería tener formaciones típicas de las cuevas en entornos calizos (karsticos) como estalactitas y demás, de cierto tamaño. Aquí tenemos un plano muy aproximado de la cavidad. Las dimensiones y las proporciones son aproximadas pero sirven para hacerse una idea de lo que uno se puede encontrar.

Plano aproximado. Escala 1:??????

La entrada se encuentra en la cara norte de la montaña, y es evidentemente artificial, al pie de la trinchera.

El acceso principal es un túnel excavado artificialmente de 1,5 m de alto y de ancho de unos 8 m de largo.

El túnel da acceso a una primera sala (Sala 1) de unos 6 m de alto y 10 metros de ancho. Hemos visto algunas estalactitas en la mitad izquierda de la cámara, pero la mitad derecha está ausente de toda formación por lo que suponemos que es artificial. En el plano anterior hemos marcado en verde lo que aproximadamente sería el límite entre la cavidad natural y excavada, o, al menos el límite donde empieza a haber formaciones. Además hay un acceso en forma de rampa asentado sobre un murete de piedras que permite descender con cierta facilidad. A nivel de la entrada y siguiendo la pared derecha hay un túnel ciego de unos 6-8 m. Podría ocurrir que se intentase excavar un refugio con fines militares y se encontrase fortuitamente con una cavidad natural ó bien  que la entrada a la cavidad fuera natural y muy pequeña y se excavase y modificase la entrada para adaptarla al uso.

Descenso hacia el interior de la Sala 1

En el fondo de la Sala 1 se encuentran dos salidas. Una de ellas lleva a una pequeña oquedad de unos 10 metros cuadrados. Esta pequeña sala también ha sido objeto de uso ya que uno de sus flancos está apuntalado con un murete de piedras. En este punto (que es el que está a más bajo nivel de la primera sala) es donde hay filtraciones de agua y estalactitas de pequeño tamaño (centímetros) goteantes. De hecho es la única zona de la cueva donde el suelo está encharcado y por lo tanto donde se puede decir que la caverna está “viva”.



Estalactitas goteantes, fondo de la cámara 1.

Hablando de vida, hemos visto alguna araña, pero sobre todo lo que parecen unos líquenes amarillentos que aprovechan la leve luminosidad que se filtra a través de la entrada.

Techo de la bóveda de la sala 1

La segunda salida de la Sala 1, la que se interna de manera más profunda en la montaña lleva a un pequeño pasillo y a una segunda sala (Sala 2).

Esta segunda sala se encuentra repleta de formaciones naturales. La sala está orientada perpendicularmente a la bóveda anterior y su punto más alto parte del punto más bajo de la primera. Tiene una longitud de unos 10 metros y una altura y anchura máximas de 6 metros aproximadamente.

Las dos formaciones que más llaman la atención es una “cortina de estalactitas” en el fondo que parte de una repisa horizontal que podría marcar un antiguo nivel de inundación de la cueva y una “colada” que brota de un orificio al fondo de la sala.

 Cortina de estalactitas al fondo de la sala 2 con el vaho de los "exploradores"

 Vista de perfil....

 Y por detrás


 "Colada" saliendo de un orificio

Repisa de la que nace la cortina de estalactitas

En el techo se pueden ver bastantes estalactitas y alguna “columna de acreción”, es decir, cuando una estalactita y una estalagmita se unen entre sí.

 Grieta con estalactitas y al final una columna de acreción.

Detalle de la columna

 Gatera de acceso a la última cavidad. Alguien pasó con una prenda roja o utilizó un hilo para orientarse.

 Cristalizaciones en la cámara 2

 Curiosas formaciones


Otras formaciones parecidas a estalactitas pero retorcidas. ¿Excéntricas?

Todas alineadas en una grieta

Más formas

En cuanto a rastro humano, siempre hay que lamentar algún que otro vandalismo. Alguna presencia de latas y cristales y alguna pintada, y además, es posible que muchas de las estalactitas rotas no se hayan caído solas. Alguien ha tenido el detalle de colocar unas velas en puntos estratégicos, suponemos que con el fin de guiar el camino. No parece una cueva excesivamente maltratada pero desde aquí se pide espeto y, por lo menos, dejar las cosas tal y como las hemos encontrado.

En fin, aquí acabamos, con una vista de Las Carreras desde la cumbre de Montaño, con los cerezos en flor de Cotorrio como fondo. Una visión algo diferente, pero algo parecida de la que tuvieron los carlistas aquel aciago mes de marzo de aquel 1874.





miércoles, 4 de abril de 2012

Las raíces cantábricas de Ernesto Guevara. El Km 138

Casi siempre la Historia está más cerca de lo que pensamos. Seguramente todos hemos oído hablar de  Ernesto Guevara de la Serna (Rosario-Argentina 1928- La Higuera-Bolivia 1967), más conocido como el “Che”. Ideólogo y comandante de la Revolución Cubana, es un icono revolucionario a nivel mundial. Bueno, pero esto no es un artículo dedicado a contar su vida, sino a destacar un hecho curioso que hemos encontrado navegando por internet: Una de las raíces familiares de “Che Guevara” se encuentran muy cerca, en la vecina pedanía castreña de Ontón. En el kilómetro 138 de la N-634.


Todo empezó cuando Juan Manuel de la Serna y de la Quintana, nacido en Ontón  emigró a Montevideo (Uruguay) casándose allí en 1802 con Paula Catalina Rafaela Loaces y Arandia. Uno de sus hijos, Martín, resultó ser el tatarabuelo de Celia de la Serna Llosa, madre de Ernesto Guevara, el Che.

Algunos antepasados de Ernesto Guevara. Arbol genealógico del apellido De la Serna, procedente de Ontón, segun el blog genealogiadelcheguevara.blogspot.com

Lo curioso del caso es que Ontón, pueblo marcado por los trabajos en las minas, era conocido popularmente a principios del siglo XX como “El pequeño Moscú”, mucho antes de que el "Che" fuera conocido.

Aun hoy en día se pueden ver en las cercanías del pueblo restos de actividad minera. Ontón estaba atravesado por el ferrocarril que transportaba mineral desde las vecinas minas de Setares hasta el cargadero de Saltacaballos.


Ontón visto desde El Piquillo. Al pie del monte La Gracera


Depósitos de mineral cercanos al trazado de la vía minera


Plano inclinado que alimentaba el transporte al cargadero de Saltacaballos

Justo al lado, remontando el rio Sabiote, en Baltezana, se puede encontrar la ermita de San Juan. 



La ermita es sencilla y austera, pero en la parte inferior de la ventana presenta una joya que pasa casi desapercibida. Cuando construyeron la ermita aprovecharon una piedra arenisca de los alrededores con unas inscripciones. Al parecer la rebajaron un poco para acomodarla. La piedra en cuestión es una lápida sepulcral de la época del Imperio Romano (Siglos II ó III d. C.), es decir allí están escritos los nombres de los difuntos y otras personas de hace....1700 ó 1800 años.


La estela ya ha sido estudiada por expertos que han transcrito lo siguiente:
(Entre corchetes lo que se supone que falta por el "rebaje")


DM
POS
[C]ALPVRN
[I]AEDOIDE
[NAEA]N XXXXI ET
[E]P ANNAE
[A]N XX ELANI
[VS] ARAVS
C.CALPEPANI

Es decir: D(iis) M (anibus) / POS (uerunt) / [C] ALPVRN ¡ El] AE
DOIDE / [NAE] [A]N (norum) XXXXI ET / [E]P ANNAE / LAIN
(norum) XX ELANI / [VS] ARAVS / C (aius ó aia) CALP (urnius ó a)
EPANI (ensis).

A los dioses Manes, a Calpurnia Doidena de cuarenta y un años y
a Epanna, de veinte, se la dedicaron Elanius Araus y Caius(a) Calpuridus(
a) epaniense.

Por lo tanto, aquí tenemos una pequeña muestra de los nombres que se estilaban en la región  hace casi 2000 años: Calpurnia, Doidena, Epanna, Elanius, Araus, Caius.......

Esto lo sabemos gracias al trabajo titulado "Estela sepulcral romana de Valtezana. (Hontón, Santander)" de M.A. García Guinea y J.A. Solana Sainz (Anejos de Gerion 1, 1988) y al trabajo "La colonia romana de Flaviobriga y su Territorium" de Fernando Fernández Palacios y Juan Tomás Molinero Arroyabe (H Ant XXIX, 2005)

El valle asciende hasta el alto de La Helguera y baja hasta Otañes, lugar de paso de la antigua calzada romana Pisoraca-Flaviobriga (Herrera de Pisuerga-Castro Urdiales) y donde se ha encontrado algún miliario romano. Nosotros, por nuestra parte, hemos encontrado un curioso hito kilométrico con doble numeración, una tallada (2) y otra pintada (5).

     ¿Kilómetro 2 o kilómetro 5?

Y, para finalizar, un atardecer de primavera desde el abandonado poblado minero de Setares,  Miramos hacia el oeste y vemos recortada la silueta de la cordillera de Saldamando mientras nos cubren las espaldas las ferruginosas ruinas y el Mar Cantábrico.




martes, 28 de febrero de 2012

"Yo he conocido todo esto campas"

Si llega un momento que decimos la frase "Yo he conocido todo esto campas"...malo. Es que ya vamos teniendo una edad, y no precisamente joven. También existe la versión "Yo he conocido todo esto huertas". Ambas son aplicables a nuestro pueblo. La primera más que la segunda porque Las Carreras es más bien abundante en prados que en cultivos.

Hasta la Guerra Civil, el pueblo fue urbanizándose lentamente, como un rosario de edificios a lo largo de la carretera. Una mezcla de caseríos agrícolas, casas de indianos, edificaciones más o menos  señoriales, más o menos humildes. Una pequeña aldea, cercana a unas minas de hierro que, a principios del siglo XX se vio atravesada por un tranvía aéreo. 

Después de la guerra, vino la era de los grupos de pisos, y se construyó el grupo "El Minero" y "La Trinidad" y más tarde "Gure Etxea" y después los pisos de San Lorenzo que durante 30 años fueron "Los pisos nuevos". Después vino la Plaza Haritzalde y todas las urbanizaciones de chalets adosados.

Cualquiera de las muchas montañas que nos rodean pudo ser una buena atalaya para comprobar esta transformación. Aquí voy a reivindicar la colina más modesta de todas ellas. El Campón. 

El Campón (cota 112,77), es una pequeña colina en cuya ladera se asienta Las Carreras. Ha sido usada tradicionalmente como mirador para dominar la zona en varias guerras. Esto se comprueba por la línea de trincheras que aun se aprecia, casi oculta por la vegetación. En este artículo vamos a usar este emplazamiento para apreciar el paso del tiempo.


Año 1987. Vista desde El Campón. Lo dicho, todo campas. El Montaño, sin cables y sin la brecha de la autopista A8.


Año 2012. Vaya cambio 


Año 1988. Otra vista desde El Campón. Con los patios del colegio en primer plano y la iglesia sin su actual "suplemento". Si uno se fija bien se puede ver cómo aún está la estatua de San Pedro en la fachada.


Año 2012. Con la vegetación crecida.


Año 1993. Un día primaveral de viento sur. La A8 ya había sido construida y la casa adosada a la Plaza de la Trinidad ya había sido derribada.




Año 2012. Esta vez con perspectiva invernal


Año 1993. Puesta de sol por el monte Mello "unplugged" (sin cables). El grupo llamado primero Sagrada Familia, después El Minero, pero por todos conocido como Remar.


Año 2012. La hierba ha dado paso al asfalto pero sigue habiendo puesta de sol.  




Paseando por El Campón podemos encontrar el cráter inundado producido por una bomba de aviación, en un bombardeo durante la pasada guerra civil. En este caso,  los Junkers alemanes tuvieron mala puntería en su empeño en cortar la línea del ferrocarril de Triano y uno de los obuses vino a parar aquí.





Y finalmente, aquí tenemos una postal turística que se vendía en unos grandes almacenes en Bilbao a finales de los setenta. Por lo que se ve, se eligió Las Carreras para componer esta estampa floklórico-bucólico-industrial.

Nos alejamos ya, y vemos el pueblo desde el alto de la Guija tal y como era hace más de veinte años, con el cine, los todavía "pisos nuevos" y, como no, todo esto campas.


domingo, 29 de enero de 2012

Km 130

Cuando éramos niños solíamos decir que un mapa era bueno cuando aparecía Las Carreras. Siempre que veíamos uno seguíamos la línea roja de la N-634 hasta que encontrábamos el pueblo. Tengo que decir que esto no ocurría casi nunca porque nuestro pueblo, a pesar de tener varios miles de habitantes, ha sido tradicionalmente olvidado por la cartografía y, al buscarle en los mapas comprobábamos con estupor que no se habían olvidado de otras aldeas cercanas de apenas varios cientos de habitantes:

“Pero bueno… ¿Cómo es posible que salga ………. y no salga Las Carreras?”

Recuerdo especialmente aquel mapa Firestone de la serie “Mapas Turísticos” que se llamaba “Cornisa Cantábrica”. Mirar aquel mapa era lo más parecido a viajar sin salir de casa. Tenía montañas en relieve y dibujos y algunas carreteras bordeadas en verde que eran “itinerario turístico recomendado” (normalmente alguna carretera con más curvas que un intestino). Igual soy un poco friki  pero siempre me han atraído los mapas, creo que mirándolos uno imagina cómo son los paisajes y, para escándalo de los realistas, diré que a veces, esa idea que uno se hacía era mucho mejor que la propia realidad.

Pero bueno, volvamos al mapa. Abarcaba desde la frontera francesa, por el este, hasta Comillas, por el oeste. Por esto a mí me parecía que Comillas estaba lejísimos, en el final del mapa. El que iba a Comillas para mí era como si fuera al confín del mundo, al finis terrae o algo así.

Por la otra parte, la frontera francesa aparecía como una línea de crucecitas inexpugnable en unos años en los que no teníamos ni idea de lo que era la Unión Europea.

De todas maneras, aquel mapa era malo. No venía Las Carreras.

Luego, ya metido en una espiral cartográfica, amplié horizontes y me compré “Costa Verde” y “Rías gallegas” y ya me di cuenta de que el mundo no acababa en Comillas.

Bueno, a lo que vamos. ¿Qué otra forma mejor de definir nuestro pueblo que su posición en el mapa?. Las Carreras es un pueblo a una carretera pegado o atravesado o como se quiera decir. Por la carretera hemos llegado a casa y nos hemos ido. Gracias a la carretera nos conoce mucha gente que durante décadas aguantaba el atasco permanente de los meses de verano. Nos encontramos justo en el kilómetro 130 de la carretera N-634. El mojón está justo en el centro, muy aparente, recientemente pintado y adecentado convenientemente, dándole el honor que merece. Por esto le damos este nombre a este blog, porque si hubiéramos utilizado sus coordenadas geográficas (43,3194ºN 3,0977ºW) más que un nombre parecería que se me ha paseado un gato por el teclado.


 Aquí está el mojón  Km 130

Esto no fue siempre así. Antes los kilometrajes se contaban desde Bilbao, por eso Las Carreras estaba en el Km 18. Aun podemos ver  el antiguo mojón, está justo en frente del grupo María Auxiliadora. Es un mojón de arenisca semihundido por la sucesión de capas de asfalto y pavimento. En él  todavía se puede leer la inscripción grabada. “K 18”. Esto es un  resto casi arqueológico y lo digo aquí para que se aprecie y respete en su justa medida y evitar que se cometa alguna salvajada en una de esas reformas preelectorales.


 “K. 18”. Olvidado, semienterrado. Justo enfrente de los dos árboles que flanqueaban la entrada a las antiguas e incendiadas escuelas.

Después, en 1940, el Plan Peña (llamado así por el ministro de obras públicas Alfonso Peña) se em…peñó en ponerle nombre a todas las carreteras con una “sencilla” norma que expondré a continuación con la intención de aburrir un poco:
N, por ser una carretera nacional.
6, por iniciarse en el sector 6 (entre la radial VI y la radial I)
3, por iniciarse entre 300 y 400 km de distancia del Km 0 (La Puerta del Sol)
4, número par por ser carretera transversal.

La N-634 tiene su Km 0 en el barrio donostiarra de Rekalde . Nace en la radial I Madrid-Irún y su primer hito no es kilométrico ya que marca el Km 0,115. El final de la carretera, después de más de 700 km de recorrido está en el mismísimo casco urbano de Santiago de Compostela y coincide en sus últimos kilómetros con el Camino Francés. Nuestra carretera puede ser un verdadero Camino de Santiago de la costa y si uno quiere peregrinar no tiene más que ir a la carretera e ir sumando kilómetros, que no tiene pérdida, aparecerá en la Plaza del Obradoiro. Y si se pasa de frenada igual llega al fin del mundo (Finisterre).

La identidad es evidente

Voy a hacer un repaso de los hitos kilométricos que nos rodean y comprobemos cómo y donde están. Comencemos yendo hacia Bilbao (restando kilómetros)



 El Km 129, a la entrada del pueblo, adosado al terraplén


 El Km 128, cerca de las escuelas del El Casal. Muy cuidado.


 El Km. 127. Antes de llegar a Nocedal. Tapando el hueco que deja el guardarrail,


 El Km 126. En la recta de entrada de Ortuella.


 El Km. 125, en Ortuella, adosado a una pared de hormigón.


 El Km 124 es de chapa, de los nuevos.


 El Km 123, se ha urbanizado, está en la acera de la travesía de Trápaga


 El Km 122, resistiendo en zona de obras


 Hubo un tiempo en el que alguien pensó en el descanso de los caminantes y construyó un asiento en el muro.



 El Km 121, en la recta de Ugarte
 El Km 120. hundido. En zona comercial


 El Km 119. En Retuerto. Entre rejas.

 El Km 118. Padre e hijo. “La juventud viene pisando fuerte”



El Km 117. Maltratado (o decorado??)

Hasta aquí hemos llegado en esta dirección, el kilometraje se interna en las calles de la urbe. Ahora iremos dirección Santander (sumando kilómetros).




 El Km 131, recien pintado, en Altamira. Reubicado tras la corrección de las tradicionales curvas.


 El Km 132, en La Cendeja, un poco escorado.


 El Km 132, en un recodo del camino.



   El Km 134, en La Cadena. Sacado del asfalto, en la  campiña.


 El Km 135, en La Rigada. Absolutamente adosado.



El Km 136, el último mojón vizcaíno. En El Haya.

Aquí encontramos el antiguo cuartel de la Policía Foral, hoy convertido en hotel. Con toda su parafernalia de señalización de la época.





 La “Amatxu”, sigue venerada.


 Información turística.

 El Km 137, el primer hito cántabro. Ya de chapa


 El Km 138, en Ontón. Antes del puente sobre el río Sabiote.



Una vez más nos topamos con la flecha amarilla

A Santiago pisando asfalto



 El Km 139, cerca de la entrada a “Derivados del Fluor”


 El Km 140. Modelo de plástico en fuerte pendiente.


 El Km. 141. en la curva de Saltacaballos


 Aquí encontramos un antiguo mojón. Si nos fijamos bien……

Leemos “BILBAO 34”-“KM 70”-“SANTANDER 76”.

Se ve que antes la numeración de los kilómetros en Cantabria comenzaba en la capital. Aquí tenemos pues un antiguo vestigio.



 Después tenemos ya el Km 144. En zona deslizante.


Ya, en las calles de Castro Urdiales se encuentra otro del los antiguos mojones, esta vez el Km 68. hundido por las sucesivas capas de asfalto.

En fin, aquí finalizamos.. o más bien empezamos porque con este artículo queda inagurado este blog. Como se indica en el encabezamiento, dedicado a “cosas de aquí y de allá”  porque ahora mismo no tenemos muy claro a qué va a estar dedicado. Esperemos que lo que aquí se escriba sea del interés de los habitantes de este nuestro kilómetro 130 que, como todos los kilómetros, es especial, pero es especialmente especial a los que habitamos en él.


NOTA ACTUALIZADORA: El 23 de enero de 2014, los hitos kilométricos del Plan Peña, correspondientes a el territorio vizcaíno han sido sustituidos por hitos de chapa modernos